sábado, mayo 05, 2007

"GUANYIN BUDDHA" (video)




Bueno, llegó el fin de semana, y como tal les dejo el video correspondiente de regalo. Cerrando así una semana sobre Buddhismo les hago muestra de una danza que se estrenó en China en 1987 y que ahora es reconocida mundialmente. Su nombre es "Guanyin Buddha". Luego de eso les paso un poco de información acerca de la deidad del Bodhisattva aquí representada en la obra.

¡Espero que les guste, tanto como a mí!






-------------------------------------------------------------


SOBRE GUAN YIN

Kwan Yin (Kuan Yin, Guan Yin, 觀世音菩薩), "la que oye el llanto del mundo", es la más respetada de las deidades del mundo chino. Fruto del sincretismo de Avalokiteshvara con la Diosa Madre tradicional, la cualidad más destacada de Kwan Yin es su Misericordia.
El primer monje budista que se refirió en femenino a Kwan Yin fue Kumarajiva, al traducir al chino el Sutra del Loto en el 406 d. C. En su traducción, siete de las treinta y tres apariciones del Bodhisattva son de género femenino. Con la introducción del Budismo Tántrico o Vajrayana en China durante la dinastía Tang, siglo VIII, fue creciendo en popularidad la representación de Avalokiteshvara como una hermosa Diosa vestida de blanco.

Kwan Yin ha hecho voto de no entrar en los reinos celestiales hasta que todos los seres vivientes hayan completado su proceso de iluminación y se liberen del ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación (samsara).

Sus devotos creen que rescatará a quienes acudan a ella en momentos de dificultad, sobre todo ante los peligros producidos por el agua, el fuego o las armas. La Bodhisattva comprende los sentimientos de temor y responde a las peticiones de ayuda con su Compasión. Como Madre Misericordiosa, oye las peticiones de quienes desean tener hijos. La técnica de curación energética llamada Sanación magnificada es atribuida a la inspiración de Kwan Yin.
Recientemente se ha popularizado mucho la Oración conocida como "Las 108 Glorias de Kwan Yin", revelada por el El Reverendo Devadip. Se considera que invocar las 108 glorias de Kwan Yin con devoción y en el nombre de Devadip, produce maravillosos resultados.

La figura de Kwan Yin mantiene gran semejanza con otras Madres protectoras como la Virgen María en el Cristianismo, Isis en el antiguo Egipto, Tara en el Budismo Tibetano y Shakti, Parvati, Sita o Radha en el Hinduismo.
En Oriente son numerosos los templos y estatuas dedicados a esta Bodhisattva.
Pueden verse imágenes de Kwan Yin aquí.

Enlaces externos
Las 108 Glorias de Kwan Yin
Kwan Yin, la que oye el llanto del mundo
Kuan Yin, la que oye el llanto del mundo
Kuan-Yin, la diosa de la misericordia
Kwan-Yin: Diosa de la Misericordia y del Amor



SOBRE AVALOKITESHVARA

Avalokiteshvara (en
sánscrito अवलोकितेश्वर) es el Buda de la Compasión. Este Bodhisattva es conocido en Tíbet con el nombre de Chenrezig y en Japón como Kannon. En China, Avalokiteshvara fue sincretizado con la figura de la Diosa Madre, dando lugar a la Bodhisattva Kwan Yin (Kuan Yin).
Los tibetanos consideran al
Dalai Lama una emanación del Buda de la Compasión.


Mil Brazos y Once Cabezas de Compasión Infinita
por Dharmachari Samamati

La Mente Iluminada, al estar más allá del espacio y el tiempo, puede manifestarse en un infinito número de formas. Una de las más conocidas y más importantes es la de Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la Compasión. La palabra íshvara significa 'el señor' y avalókita se traduce usualmente como 'el que mira hacia abajo'. Entonces, podemos decir que su nombre significa 'El señor que mira los sufrimientos del universo con compasión infinita'.

Junto con la Sabiduría, la Compasión es la cualidad más destacada de la Mente Iluminada. De hecho, son cualidades inseparables, como las dos caras de una moneda. Dado que un Bodhisattva representa el aspecto activo en el mundo de la Mente Iluminada, podemos decir que la Compasión es el aspecto más prominente del Bodhisattva.

Imaginemos que estamos mirando un cielo azul, infinito en todas las direcciones. Entonces, aparece en el cielo un loto blanco, bello y perfecto. De pie, en medio del loto, hay una figura muy extraña que inmediatamente nos llama la atención. Estamos fascinados por esta figura cuya cara tiene una expresión de paz y compasión infinita. De hecho, miramos más cuidadosamente y vemos que en realidad tiene varias caras, cada una mirando en una dirección distinta. Experimentamos un sentimiento de paz muy profunda y todas nuestras preocupaciones y miedos se disuelven. Parece que la figura está rodeada por una nube blanca, pero cuando nos acercamos vemos que es un gran número de brazos. Descubrimos que se trata de la figura del Bodhisattva Avalokiteshvara, con once caras y mil brazos.

La leyenda del origen de esta forma del Bodhisattva es muy bella. Hace muchísimo tiempo, el Bodhisattva Avalokiteshvara hizo un voto de salvar del sufrimiento a toda la gente del mundo y conducirla a la Iluminación. Además, juró que si titubeaba por un instante, cortaría su cuerpo en mil pedacitos.

Entró así en una meditación muy profunda de compasión, a través de la cual, aspiró a dirigir a todos los seres hacia la Iluminación por medios sutiles. Cuando salió de esta meditación, descubrió que sólo había ayudado a una parte muy pequeña de la gente y se sintió tan desalentado que pensó en dejar sus esfuerzos.

En ese instante, su cabeza y su cuerpo comenzaron a desmoronarse en pedazos y, en su agonía, llamó al Buda Amitâbha para que le ayudara. Amitâbha lo reconstruyó con un nuevo cuerpo, con mil brazos y diez cabezas. Encima de aquellas cabezas le colocó su propia cabeza.
Podemos reflexionar sobre el significado de esta leyenda y luego regresaremos a ella. Como budistas nuestra aspiración es transformarnos de seres humanos ordinarios en seres iluminados, es decir, transformar nuestra mente en una Mente Iluminada, en beneficio de todos los seres sensibles. Pero cada vez que lo intentamos, inmediatamente encontramos una dificultad. Somos seres muy egoístas y por eso (casi) todo lo que hacemos es egoísta. ¿Qué podemos hacer?
En la leyenda de Avalokiteshvara, podríamos decir que, en el inicio, su motivación fue un poco egoísta. Él quería, como un solo ser viviente, salvar a todos los seres del sufrimiento y guiarlos a la Iluminación, pero bien pronto descubrió sus límites. Sin embargo, su aspiración era genuina. Entonces, llamó a un poder más allá de sí mismo que lo transformó en una forma más adecuada.
Si nosotros imaginamos que nos convertimos en un Bodhisattva, puede suceder que estemos cayendo en un arranque de ego y quizá pronto nos sintamos desalentados y dejemos de esforzarnos. Pero si nos consideramos como un miembro de una Sangha que está actuando de manera efectiva en el mundo, que está aliviando el sufrimiento en varias maneras, que está creciendo poco a poco, podemos ser más realistas y, a la vez, más eficaces en nuestra práctica altruista.

Cada quien actúa en la manera apropiada a su situación, a sus intereses, sus talentos y sus capacidades. Sangharákshita ha sugerido que la imagen de Avalokiteshvara de mil brazos y once cabezas es un buen símbolo para nuestra Orden, o más bien, que la Orden es un símbolo de Avalokiteshvara. Podemos considerarnos un brazo, una mano o incluso un dedito de Avalokiteshvara.