, no defienden la existencia o no existencia de seres sobrenaturales. En ocasiones, las deidades son vistas como recursos metafóricos utilizados para referirse a fenómenos naturales o estados de la mente.
Otra división que se utiliza consiste en hablar de religiones "reveladas", "místicas" y "naturistas".
- Las religiones reveladas se basan en una revelación hecha por un ente sobrenatural que indica, a menudo en forma de libro dictado, cuáles son los dogmas en los que se debe creer y cuáles son los ritos que se deben seguir.
- Las religiones místicas pueden considerarse más como filosofías de vida. En ellas no se define un sistema de creencias sino, más bien, un conjunto de preceptos que se deben seguir.
- Las religiones naturistas no definen tampoco un sistema elaborado de organización de deidades, pero reconocen la existencia de deidades y espíritus en las manifestaciones de la naturaleza.
Seudorreligiones
Una seudorreligión es un conjunto de ritos y preceptos similares a una religión pero en el cual sus mismos seguidores no creen realmente. En ocasiones, el término "seudorreligión" también se utiliza peyorativamente para referirse a sistemas de creencias o filosofías menores, pero con funcionalidad similar a las de la práctica religiosa de las religiones principales, como por ejemplo, el discordianismo y el pastafarismo.
El Origen de la Religión
por HENRI DE LUBAC
Profesor de Teología en la Facultad Católica de Lyon
Sobre el origen de la religión en la historia humana se podría escribir un grueso volumen, porque las teorías que pretenden instruirnos sobre este tema son múltiples. Pero también nos podemos contentar con unas pocas líneas, puesto que científicamente, no sabemos apenas nada. No podemos exponer aquí todos los numerosos sistemas --mezclas inextricables de observaciones, hipótesis, explicaciones y juicios de valor-- que han sido propuestos desde hace un siglo, aproximadamente: naturismo, manismo, animismo y preanimismo, totemismo, magismo y premagismo, neonaturismo, sociologismo, etc. Sistemas que se entrecruzan o que, por el contrario, se subdividen en mil combinaciones y de los cuales los más importantes conocen uno tras otro el éxito, la decadencia y el renacimiento bajo formas rejuvenecidas. Sin duda alguna, será más útil, después de haber denunciado algunas ilusiones comunes a la mayor parte de estos sistemas, indicar rápidamente cuáles son las principales conclusiones, sobre todo negativas, que permite formular el estado actual de las investigaciones. ¿CUÁL FUE LA ACTIVIDAD PSIQUICA DE LOS PRIMEROS HOMBRES? Una primera ilusión --que es necesario tener en cuenta, puesto que todavía no se ha disipado-- consiste en creer que es posible llegar a establecer, científicamente lo que fueron, desde el punto de vista religioso, las primeras generaciones humanas. Los dos caminos principales por los que nos remontamos hacia nuestros orígenes son, en efecto, la etnología (ayudada por el folklore) y la prehistoria. Y cuanto más progresan estas ciencias, sea por exploraciones o descubrimientos, sea por el perfeccionamiento de sus métodos, mas nos comunican el sentimiento de que nuestro más lejano pasado permanece, en su singularidad misma, inalcanzable. Los verdaderamente más primitivos entre los «primitivos» que la etnología elige como presa propia, sólo lo son en sentido muy relativo. «Sabemos indudablemente un buen número de cosas sobre la situación social de los salvajes actuantes y de ayer, pero lo ignoramos todo sobre la sociedad resolutamente primitiva [1]. En todas partes encontramos culturas ya complejas, resultado de una evolución quizá larga y probablemente también de numerosas mezclas. Y aunque tal pueblo fuera el testimonio retrasado de lo que fuera la cultura absolutamente primitiva, sólo nos podría entregar esta cultura a nuestra observación en un estado que no permitiría su reconocimiento. Pues los elementos espirituales no se conservan de la misma manera que los fósiles: sea como consecuencia de cierta impotencia congénita o de circunstancias desgraciadas, geográficas y demás, un pueblo que no progresa, regresa, y, al no avanzar, retrocede; si la infancia no da paso a la madurez, se cambia en infantilismo, lo que es una forma de senilidad. Por lo tanto, es conveniente desconfiar de fórmulas como éstas: «Africa, caja de conserva de la humanidad primitiva», o: «Australia, museo del pasado humano». De todas maneras, debemos reconocerlo con Joseph Huby: «Ni los pigmeos, ni los australianos del Sureste, ni los bantúes sabrían informarnos evidentemente sobre la mentalidad del primer hombre»[2]. En cuanto a la prehistoria, por numerosos e interesantes que sean los documentos de los que dispone, están inicios de remontarnos hasta la primerísima edad de la humanidad. Si es necesario creer a Henri Breuil, entre esta primerísima edad y la aporición de las razas que conocemos un poco, han podido pasar centenares de millares de años[3]. Y, ¿qué es lo que sabemos, por ejemplo, de la humanidad del chellense, sino que ha existido, puesto que talló piedras? ¿Qué informaciones puede proporcionarnos la mandíbula de Heidelberg sobre la mentalidad del hombre al que perteneció? PROBLEMA INSOLUBLE Cualesquiera que sean las inducciones y las hipótesis que es posible hacer, el problema de los orígenes absolutos es, pues, aquí insoluble. Jamás podremos decir que la más antigua manifestación humana que podamos alcanzar o reconstruir por la etnología sea la que equivale a la humanidad primitiva, y, paralelamente, los más antiguos testimonios prehistóricos en los que podamos captar con cierta certeza las huellas de la actividad psíquica de los antiguos hombres dejarán siempre tras ellas un inmenso pasado tenebroso. EL MITO DE LO PRIMITIVO Hay todavía una segunda ilusión también frecuente. Se imagina que podemos obtener un resultado serio reuniendo desordenadamente una serie de datos observados en los pueblos más diversos, hasta llegar a componer un cuadro sintético. Este método, o más bien esta ausencia de método, vicia la mayor parte de los sistemas que se han elaborado desde hace un siglo. So pretexto de que la etnología es la ciencia de los pueblos que no tienen historia, se ha creído estar durante largo tiempo autorizado a tratarla como una simple ciencia natural, sin preocupación alguna de orden histórico. Se ha representado excesivamente a los primitivos --«ese gran proletariado de la historia de las religiones»[4]-- como una masa homogénea, y apenas si, para mayor claridad de la exposición, se introducía, a veces, en su estudio algunas divisiones y clasificaciones sumarias. De esta manera, Sir J. G. Frazer, estudiando el culto del cielo en África divide su trabajo en cuatro partes, que se refieren sucesivamente al África Oriental, al valle del Congo, al África del Sur y al África Occidental[5]. ESQUEMAS ARBITRARIOS Así, si el etnólogo quería, más allá de la simple exposición de hechos actuales, introducir en ellos algún orden de sucesión, reconstruir, por ejemplo, los orígenes de la religión y su evolución posterior, se veía reducido a dejarse guiar por algunas verosimilitudes psicológicas --determinadas las más de las veces, como lo veremos, por una ideología--. Este fue el famoso esquema de Augusto Comte, imponiendo la ley de los «tres estados», teológico, metafísico y positiva. Después de otros vino el esquema más complicado de Lubbock, sometido a diversas modificaciones: ateísmo, fetichismo, totemismo, chamanismo, antropomorfismo, teísmo... Paara Frazer, toda la historia de la humanidad se explica por una marcha hacia lo abstracto y lo general: la ciencia y la religión son dos grandes hipótesis sobre el universo, hipótesis materialista e hipótesis espiritual, y la una y la otra han progresado paralelamente por una simplificación y unificación graduales: «De la misma manera que la hipótesis materialista ha reducido los aspectos innumerables de la materia a una solo sustancia, el hidrógeno, la hipótesis espiritualista ha resumido los innumerables espíritus en un Dios único[6]. ESCUELAS HISTÓRICAS Desde principios de este siglo, aproximadamente, nuevas escuelas reaccionan contra este subjetivismo. A pesar de las profundas divergencias que existen en la inspiración de las diferentes escuelas, lo que las emparenta entre sí, tanto en el método como en los resultados, es una preocupación común por introducir la historia en el interior de la etnología. Prohibiéndose a sí mismas el aislamiento de cada elemento cultural del todo que debe explicarlo, tratan de determinar, por criterios tan objetivos como sea posible, vínculos de sucesión y de dependencia entre conjuntos culturales previamente distinguidos. Podemos, por lo tanto, designarlas con el nombre común de escuelas históricas: escuela alemana, de donde surgieron los primeros manifiestos en favor del «método histórico-cultural» (Ratzel, Frobenius, Graebner, Ankermann); escuela austríaca, que se esforzaba, al mismo tiempo, en aumentar el rigor del método y el alcance de las conclusiones que permite alcanzar (Schmidt, Gusinde, Koppers, Schebosta); escuela inglesa, cada vez más «difusionista» (Maitland, Rivers, Elliot Smith); escuela americana, menos inclinadas a las grandes síntesis y más sensible a los fenómenos de convergencia (Boas, Dixon, Goldenweisser, Radin, Lowie). Francia no está aquí muy representada, quizá como sugería Georges Montandon, porque al genio latino le repugna más la idea de culturas heterogéneas. De hecho, la reacción contra las opiniones de la etnología clásica siguió sobre todo los caminos menos afortunados del sociologismo durkheimiano. IDEOLOGIA RACIONALISTA La ideología que con más frecuencia presidió los trabajos de los teóricos de la etnología religiosa estaba formada de dos elementos principales: una creencia en el progreso uniforme y continuo, puesta al servicio de un ideal racionalista. Por lo tanto, estaba sobrentendido que, de una parte, la religión debió de comenzar por alguna representación muy rudimentaria y muy grosera, para llegar, poco a poco, bajo la influencia conjugada del desarrollo mental y del desarrollo social, a formas superiores tales como el monoteísmo. Y, de otra parte, el único progreso verdadero debía consistir en la eliminación de toda religión o, al menos, de lo que el común de los hombres entiende por esta palabra, por una razón adulta y plenamente consciente. El punto de portida, según los sistemas de este tipo, pueden varier e ir de extremo a extremo. Para la etnologia clásica, había, que buscarlo en algún error, en alguna hipótesis demasiado precipitada de la razón todavía sin experiencia alguna. Según otros, la religión nacía, por el contrario, de una actividad totalmente diferente de la actividad racional: Durkheim habla de un pensamiento colectivo que alcanza su paroxismo en las fases de exaltación de todo el conjunto del clan; Lévy-Brühl (cuya teoría a veces se exagera) hace intervenir una «mentalidad primitiva» operadora de concepciones «místicas», que serán rechazadas, si no extirpadas radicalmente por la civilización. Pero sea cual sea la manera como se expliquen los primeros pasos del hombre en el amplio campo de la religión, hay acuerdo en pensar que todo depende de estos tres primeros pasos: por ellos hay que juzgar todo lo demás; que ningún valor verdaderamente nuevo surge durante el proceso; que las numerosas transformaciones que se operan en las formas religiosas, sólo constituyen una exploración diversa del mismo dato inicial. Si este dato es falso o inconsciente, todo lo demás también lo es. La vieja idea de Augusto Comte es así resucitada, la idea de una edad al fin positiva, o, como decía Brunschvicg, de un advenimiento del homo sapiens que hace desaparecer al home religiosus. La forma de pensamiento que supone la religión corresponde a un estadio de infancia; la religión, por lo tanto, no es más eterna de lo que lo es, por ejemplo, en la historia de las sociedades humanas, una institución como la nación armada; se sobrevive a sí misma en su inevitable decadencia, pero llegará un día en el que la ciencia, al explicarlo todo por media de leyes positivas, definitivamente dará cuenta de alla. LA ILUSIÓN DE LO «ELEMENTAL» No es este lugar oportuno para criticar la metafisica subyacente en tales explicaciones. Bastará comprobar en el plano fenomenológico la ilusión que tales explicaciones suponen. Nos figuramos que la determinación científica de lo que fuera la primera religión --si la suponemos posible-- permite hacer un juicio de valor sobre la religión misma, en su esencia, y la variedad de formas que reviste en la historia. Y, en consecuencia, se cree que se puede resolver todo el problema religioso con las solas luces de la etnología. De esta manera, Taylor, poniendo ante todo la idea del alma, formada en el espíritu de un salvaje por una interpretación ingenua de fenómenos tales como los sueños o los síncopes, sólo veía en las grandes religiones históricas un animismo transformado, gravado por la misma falta originalidad, si se puede decir, que las supersticiones primitivas sobre las almas de los muertos o los espíritus de la naturaleza. De esta manera, Loisy (más matizado ordinariamente), después de haber creído comprobar en el origen de todas las prácticas de sacrificios una operación puramente mágica, concluye que la «idea de la satisfacción por el sacrificio, a pesar del refinamiento y de la atenuación que en ciertos cultos se ha aportado por moralizarla, en el fondo sólo es una garantía mágica[7]. Y así es cómo Durkheim eligió adrede este título para su famosa obra las formas elemerntales de la vida religiosa. Editor de Hamelin, sabe que los «elementos de la representació un son los principios esenciales de la religión y alga así como sus categorías permanentes; semejantemente, las formas elementales de la religión serán al mismo tiempo sus formas primitivas, rudimentarias y las formas esenciales, constitutivas. FRACASO DEL EVOLUCIONISMO SIMPLISTA Posición tan paradójica que son muy pocOs los autores capaces de mantenerla hasta el fin. Desde Comte, que instituye una religión «positiva», hasta Durkheim, proclamando con una nueva paradoja que «si la religión no puede existir sin cierto delirio, este delirio está bien fundado», o hasta Lévy-Brühl, que esboza tímidamente una rehabilitación de las fuerzas oscuras del espíritu que desorientan al pensamiento crítico[8], asistimos a varios «arrepentimientos» muy instructivos. Evolucionismo tart sumamente simple, que está totalmente pasado de moda, incluso en el estudio de la vida material. Ilusión contra la que numerosos psicólogos, historiadores y filósofos, por otra parte independientes entre sí y con frecuencia opuestos los unos a los otros, reaccionan unánimemente. Preocupados de captar el hecho religioso en lo que tiene de específico, rechazan la primacía, y con mayor razón el monopolio de la etnología, de la sociología o de la economía. Ya para el nacimiento de la religión, ya para sus manifestaciones posteriores, se niegan a confundir orden de aparición y encadenamiento causal. Estiman que en el terreno religioso, como en otros, y quizá más, cada nueva forma de vida o de pensamiento debe ser escrutada en sí misma; que en la historia del pensamiento humano hay no sólo complicaciones superficiales y simulaciones de un principio que permanece inmutable, sino verdaderas «invenciones», que «lo que se transforma o sublime es alga distinto» (L. Brunschvicg); que las grandes personalidades religiosas --profetas, fundadores, místicos, reformadores-- desempeñan un papel que no es posible menospreciar, de tal manera que el juicio que se ha creído poder emitir sobre el punto de partida presumido no puede decidir en ningún caso del juicio que hay que formar sobre el punto de llegada. Por lo demás, como en todos los dominios, ¿no es un hecho de experiencia que los principios, humildes y poco diferenciados, dejan adivinar difícilmente lo que encierran de original? En la mayoría de los casos, sólo se podrá decidir teniendo en cuenta sus desenvolvimientos posteriores. Esto es verdad en las especies biológicas, particularmente en lo que se refiere a la especie humana «la solución científica del problema humano, dice con toda justicia Teilhard de Chardin, no se determinará por el estudio de los fósiles, sino por una consideración más atenta de las propiedades y de las posibilidades que en el hombre actual permiten prever el hombre de mañana»[9] e iluminan, en el mismo instante, por retrospección, al hombre del pasado. Durkheim lo reconoce también expresamente en lo que se refiere a las instituciones sociales: «Para comprender bien una institución, es bueno con frecuencia seguirla hasta las fases avanzadas de su evolución, pues, a voces, cuando está plenamente desarrollada es cuando aparece su significación verdadera con más claridad»[10]. No deja de ser grato leer una observación semejante en la obra misma en la que Durkheim pretende explicarnos las realidades espirituales, y hasta la misma esencia del cristianismo contemporáneo, para el totemismo de los Arunta. FILOSOFIAS SUBYACENTES Es necesario señalar, en fin, una cuarta ilusión, que no está menos difundida. Hace poco se formulaba un juicio dogmático sobre la religión según el solo estudio de su pasado lejano desde el punto de vista empírico. Ahora, por una confusión inversa, aunque casi siempre conjugada con la precedente, es este mismo estudio el que creyéndose empírico está dominado por puntos de vista dogmáticos que le imponen sus resultados. Se cree exponer los orígenes de la religión según los hechos, por un método estrictamente objetivo, mientras que, sin saberlo, se construye un sistema. No sólo el origen «histórico» y el origen «psicológico» de la religión son tratados al mismo tiempo, sino que uno y otro son explicados en función de una filosofía que se ha construido siguiendo otros caminos distintos. Sin duda alguna, la cosa no es totalmente ilegítima, y hasta es imposible proceder por completo de otra manera. El hecho científico no es jamás un hecho bruto, hay una fecundación mutua de la teoría y de la experiencia, o de lo que hace sus veces, y si es verdad que ningún método puede vanagloriarse de ser objetivo por completo, la observación se aplica aquí al máximo. Lo único esencial sería advertirlo. Pero se podría demostrar cómo las variaciones de los sistemas sobre el origen de la idea de Dios, a lo larga del siglo XIX, han seguido regularmente otra serie de variaciones, comprobables en el campo de la filosofía general o de las «tendencias espirituales». El tradicionalismo, la psicología asociacionista, el evolucionismo spenceriano, el dinamismo materialista a lo Büchner, el marxismo, el sociologismo durkheimiano, etc., encuentran cada uno a su vez su fiel imagen en la descripción del hecho religioso original y de su evolución. Schmidt, con perspicacia, lo hizo notar para algunos sistemas. Quizá hubiese podido dar un ejemplo más, aunque no de tanta fuerza como otros, sacado de sus propias doctrinas. EL «A PRIORI» DEL MARXISMOLENINISMO Ninguno como el marxismo-leninismo sucumbe en todo caso ante esta última ilusión. De acuerdo con la tesis fundamental del materialismo histórico, ha resuelto por adelantado explicar el origen de la religión como un «reflejo fantástico que surge en la conciencia social a consecuencia de un sentimiento de imperfección y de impotencia», sentimiento a su vez nacido de la flaqueza de medios técnicos de que dispone el hombre primitiva. Aun cuando se apoyara en una exégesis correcta del pensamiento de Marx[11], nada sería tan estrechamente sistemático como semejante explicación. Lo que no impide que aquellos que nos la proponen concluyan: «El marxismo leninista estudia los hechos dados, y sólo deduce sus conclusiones de esos datos.»
Religiones abrahámicas
Monoteísmo clásico. Sus seguidores creen en un único Dios y se consideran descendientes del patriarca Abraham.
Bahaísmo
Fe Bahá'í
Fe Bahá'í Ortodoxa
Islam
Jariyismo
Chiísmo o Shiísmo
Ismailismo
Sunismo
Sufismo
Drusismo
Judaísmo
Divisiones contemporáneas
Judaísmo ortodoxo
Judaísmo mesiánico
Sectas históricas
Esenios
Fariseos
Cristianismo
Cristianismo primitivo
Iglesias orientales
Iglesia maronita
Iglesia ortodoxa copta
Iglesia ortodoxa etíope
Iglesia ortodoxa griega
Catolicismo o Iglesia católica apostólica romana
Nestorianismo
Protestantismo
Anglicanismo
Iglesia bautista
Metodismo
Pentecostalismo
Luteranismo
Calvinismo
Iglesia Presbiteriana
Iglesia Cristiana Integral
Inconformistas
Anabaptismo
Cuáqueros (oficialmente: Sociedad de los Amigos)
Unitarismo
Universalismo
Pietismo
Iglesia Valdense
Mormonismo
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (LDS)
Comunidad de Cristo (RLDS, ex Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días)
Milenaristas
Iglesia Adventista del Séptimo Día
Testigos de Jehová
Jansenismo
Movimiento rastafari
Corrientes heréticas del Cristianismo
A falta de una terminología mejor, esta categoría agrupa corrientes de pensamiento no ortodoxas o minoritarias del ámbito cristiano, la mayoría de las cuales (con excepción del monofisismo egipcio y del arrianismo entre los godos) no llegaron a constituirse en iglesias independientes.
Adopcionismo
Arrianismo
Docetismo
Ebionismo
Macedonianismo
Monofisismo
Religiones dhármicas
Religiones que se basan en el concepto de dharma (ley o verdad fundamental, normas para la acumulación de buen karma), también en esta categoría se encuentran las principales religiones de la India histórica.
Hinduismo
Tantra
Yoga
Sahaja Yoga
Vaishnavismo (Culto a Vishnu, identificado con sus avatares Rama y Krishna).
Cultura védica
Hare Krishna
Budismo
Mahayana
Budismo japonés
Budismo Nichiren
Nichiren Shu
Nichiren Shoshu
Movimientos laicos
Soka Gakkai
Rissho Kosei-Kai
Budismo Shingon
Budismo Zen
Nikaya (comúnmente llamada Hinayana en Occidente)
Theravada
Vajrayana
Budismo tibetano
Ayyavazhi
Jainismo
Religiones iniciáticas antiguas
Religiones del ámbito indoeuropeo, contemporáneas del Cristianismo, que afirman la necesidad de una iniciación para el acceso a niveles superiores de conocimiento. Cabe distinguir por un lado los cultos mistéricos del mundo helénico; por otro, las creencias gnósticas, que son híbridos de la cultura pagana y la judeo-cristiana y que enfatizan el conocimiento directo de la divinidad (frente a las religiones relevadas, que enfatizarían la fe), y por último las religiones que son derivaciones dualistas de origen mazdeísta y con un contacto más o menos estrecho con el Cristianismo gnóstico y con el Neoplatonismo helénico, cuya última manifestación cronológica sería el Catarismo medieval.
Misterios helénicos
Orfismo
Ritos dionisíacos
Misterios de Eleusis
Gnosticismo
Marcionismo
Mandeísmo
Dualismos
Mitraísmo
Maniqueísmo
Bogomilos, Albigenses y Cátaros
Religiones indígenas
Tradiciones originadas y transmitidas por poblaciones indígenas (originaria de la región) mayormente de manera oral. Muchas incluyen variantes del animismo.
Religiones africanas
Ashanti
Religión de los Yoruba
Religiones de México y Centroamérica
Mitología azteca
Mitología maya
Mitología olmeca
Mitología tolteca
Religiones sudamericanas
Mitología inca
Mitología chibcha
Mitología chimú
Mitología mochica
Mitología nazca
Religiones de Oriente Medio (no abrahámicas)
Zoroastrismo o Mazdeísmo
Mitología egipcia
Religiones de Japón
Shintoísmo
Mitologías europeas
Mitología celta
Mitología germana
Mitología griega
Mitología escandinava
Mitología romana
Mitología vasca
Neopaganismo
Religiones modernas que buscan recrear o revivir creencias y prácticas indígenas, generalmente pre-cristianas.
Brujería neopagana
Wicca
Reconstruccionismos neopaganos
Ásatrú
Sincretismos afroamericanos
Candomble
Santo Daime
Religiones Orisha
Santería
Vudú
María Lionza
Filosofías y religiones chinas
Religiones y sistemas filosóficos provenientes de la China antigua. Estas doctrinas no reconocen ningún tipo de seres celestiales o superiores, y por tanto, no reclaman un origen divino. Su influencia se ha extendido a las artes, la arquitectura y los estilos de vida. Junto con el budismo se las considera las Tres grandes enseñanzas. El Budismo no ha sido ubicado en esta categoría ya que se considera una de las cinco religiones mundiales y por su conexión con la India.
Confucianismo
Taoísmo
Otras religiones y sistemas de creencias alternas
Incluye, entre otras, creencias sincréticas, enfoques específicos presentes en múltiples religiones y nuevos movimientos religiosos
Ascetismo
Caodaísmo
Cienciología
Espiritismo
Movimiento raeliano
Nueva Era (New Age)
Oomoto
Panteísmo
Rosacruz
Satanismo
Sikhismo
Teosofía
Tian-ti-chiao
Urantianismo
Corrientes de opinión no religiosas o antirreligiosas
Agnosticismo
Ateísmo
Malteísmo
Masonería
Religiones basadas en fuentes literarias o paródicas
Discordianismo
Pastafarismo
Religión jedi
Iglesia maradoniana
Religiones por países
Antillas Holandesas
Belice
Bolivia
Brasil
Colombia
Cuba
Egipto
España
Estados Unidos
Filipinas
Guatemala
Malasia
Panamá
Perú
Reino Unido
Suiza
Trinidad y Tobago
Costa Rica
"Todas las religiones pueden aprender unas de otras; el fin último de toda religión es producir un mejor ser humano. Mejores seres humanos serán más tolerantes, más compasivos y menos egoístas. Si comprendemos la unidad de la familia humana,entonces comprendemos que las diferencias son secundarias. Con una actitud de respeto y cuidado por los demáspodemos experimentar una atmósfera de felicidad. De este modo crearemos real armonía real humanidad. A través de vuestra propia experiencia, intentad ser paciente. Puedes cambiar tus actitudes. Si practicas constantemente, puedes cambiar. La mente humana tiene tal potencial. Aprended a cultivarlo." S.S. Tenzin Gyatso, XIV Dalai Lama