jueves, junio 21, 2007

EL ROMANTICISMO

Viajero frente al mar de niebla de Caspar David Friedrich (Kunsthalle, Hamburgo)


El Romanticismo fue un movimiento cultural y político que se originó en Alemania a finales del siglo XVIII como una reacción al racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo, dándole preponderancia al sentimiento. Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Alemania a Inglaterra, Francia, Italia, España, Rusia, Polonia, Estados Unidos y las recién nacidas repúblicas hispanoamericanas. Posteriormente, se fragmentó o transformó en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, subsumidas en la denominación general de Post-romanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano y español. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos.

El vocablo

La palabra romanticismo viene del adjetivo inglés romantic. Término que se comenzó a usar alrededor del siglo XVII en Inglaterra para señalar la naturaleza aventurera y novelesca de los libros de caballerías llamados romance. En Francia también existía el término roman, con el significado de narración extensa, y cuyos significados connotativos eran los mismos.Posteriormente, la palabra tuvo un cambio semántico, designando el sentimiento que inducían los paisajes y los castillos en ruinas. John Evelyn en el año de 1654 alude a dichos paisajes con el calificativo de "un paisaje muy romántico" refiriéndose a los alrededores de Bath. Similarmente, en el año 1666, Samuel Pepys describe un castillo como "el más romántico".


La balsa de la medusa (1817) de Géricault

Características

El Romanticismo fue una reacción contra el espíritu racional e hipercrítico de la Ilustración y el Neoclasicismo, y favorecía, ante todo,

  1. La supremacía del sentimiento frente a la razón.
  2. La fuerte tendencia nacionalista de cada pais.
  3. La del liberalismo frente al despotismo ilustrado.
  4. La de la originalidad frente a la tradición grecolatina.
  5. La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.
  6. La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.

Es propio de este movimiento:

  1. Un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional o Volksgeist, frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante.
  2. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Renacimiento), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición, que los ilustrados y neoclásicos ridiculizaban.
  3. Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca... Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, dispersada por toda Europa mediante Napoleón.
  4. El Romanticismo se expandió también y renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.
  5. Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. "La belleza es verdad"
  6. Evocación del pasado. Se alejaron de la realidad evadiendo el tiempo. Predominaron en ellos los sentimientos de tristeza, melancolía, amor a la soledad, escenarios lúgubres, descontento.
  7. Deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los insintos que presenta "el yo", subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón.

LA “COSMOVISIÓN” ROMÁNTICA

En sentido positivo, como toda tendencia cultural, el Romanticismo fue en primer lugar una cosmovisión o forma de entender el mundo y la sociedad; es decir una determinada visión de la realidad que rodea al ser humano (no solamente una tendencia o escuela artístico-literaria).

Según los críticos el Romanticismo, como tal, fue un movimiento originado en Inglaterra y, sobre todo, en Alemania a finales del s. XVIII, desde donde se extendió por el resto de Europa desde principios del s. XIX. Ya desde sus orígenes el Romanticismo implicó:

* El fin del “orden clásico” con su dominio de la monarquía absoluta, la razón y la normativa.
* La instauración de la democracia, la libertad y la voluntad individual
* El predominio del “yo” (subjetivismo) idealista frente a la realidad exterior, rompiendo así con el objetivismo racionalista.
* Culto al nacionalismo político frente a las pretensiones universalistas ilustradas.
* La reivindicación del Cristianismo y la Historia de Europa frente a la Historia Clásica (greco-latina).
* La imitación de nuevos modelos (Shakespeare, Calderón, Dante, etc.) frente a los greco-latinos. * La proclamación absoluta de la libertad individual frente a todo tipo de reglas (sociales, artísticas, morales, etc.)

Para otros críticos “el romanticismo surgió como una tendencia consciente y militante de las artes en Inglaterra, Francia y Alemania hacia 1800 (al final de la década de la Revolución francesa) y sobre una zona mucho más amplia de Europa y América después de Waterloo. Fue precedido antes de la Revolución (también en Francia y Alemania sobre todo) por lo que se ha llamado el pre-romanticismo de Juan Jacobo Rousseau, y el movimiento ”Tempestad y violencia” (“Sturm und Drag”) de los jóvenes poetas alemanes.

Probablemente, la era revolucionaria de 1830-1848 conoció la mayor boga europea del romanticismo. En un sentido amplio, éste dominó varias de las artes creadoras de Europa, desde los comienzos de la Revolución francesa. Sin embargo, aunque no esté claro lo que el romanticismo quería, sí lo está lo que combatía: el término medio. Todo su contenido era un credo extremista. Los artistas y pensadores románticos en su más estricto sentido se encuentran en la extrema izquierda, cómo el poeta Shelley, o en la extrema derecha, como Chateaubriand y Novalis, saltando de la izquierda a la derecha como Wordswordth, Coleridge y numerosos partidarios desilusionados de la Revolución francesa, saltando de la monarquía a la extrema izquierda como Víctor Hugo, pero rarísima vez entre los moderados o liberales del centro racionalista. No sería excesivo llamarle ‘credo antiburgués’, pues el elemento revolucionario y conquistador de las promociones jóvenes que llegaban a atacar al cielo, fascinaba también a los románticos. Napoleón se convirtió en uno de sus héroes míticos, junto a Satán, Shakespeare, el Judío Errante y otros pecadores más allá de los límites ordinarios de la vida. El elemento demoníaco en la acumulación de dinero del capitalismo, la ilimitada e ininterrumpida aspiración al más, por encima de todo cálculo y todo freno racional, la necesidad de grandes extremos de lujo, les encanaba. Algunos de sus héroes más característicos, Fausto y Don Juan, compartían su implacable ansiedad.

Así pues, una vez que la sociedad burguesa triunfa de hecho en las Revoluciones francesa e industrial, el romanticismo se convirtió indiscutiblemente en su enemigo instintivo y en justicia puede ser considerado como tal”.

De una u otra forma, el Romanticismo afectó a todos los órdenes de la vida. Con él se invirtió la relación entre el ser humano y la realidad que le rodea. Desde el Romanticismo será el “yo” del individuo, su interioridad la que domine y modele el mundo exterior y no al revés. Ese domino sobre el mundo es lo que, según los románticos, hace libre al ser humano.
La libertad, como meta máxima de los románticos, ha pervivido desde entones a través de la historia en el “mundo occidental”: liberación del individuo frente a la sociedad, de la mujer frente al hombre, de la región frente a la nación, de la nación frente al imperio, de la colonia frente a la metrópoli, del obrero frente al patrón.

Pero, a su vez, toda deseo de liberación suele conllevar sentimientos como la soledad, la incomprensión, etc. Romper con lo establecido para liberarse comporta también pesimismo, melancolía, vacío, insatisfacción. Los románticos fueron los primeros en desear y sentir todo ello (el llamado “mal du siècle”).

De forma genérica, puede decirse que la “cosmovisión romántica” se caracteriza por los siguientes rasgos:

Individualismo
El sentimiento individualista -mucho mayor en esta época que en el s. XVIII pero menor que en el s. XX- es el verdadero “foco cosmovisionario” o núcleo de la cosmovisión romántica.
El individualismo se entiende como el sentimiento que todo ser humano tiene de si mismo y de su “yo”, de sus diferencias para con los demás. Individualismo como auto-conciencia.
Se entiende entonces el gusto romántico por todo aquello que esté fuertemente individualizado, que tenga “color local” y carácter propio.
- Lo popular. Desarrollo del costumbrismo: lo repre-sentativo y lo “típico”: Estebánez Calderón o Mesonero Romanos en España, por ejemplo.
- Regionalismo y Nacionalismos (nacidos políticamente como sistema de oposición a los imperios del “Antiguo Régimen” en Europa): Lord Byron en Grecia, casos de Italia, Irlanda, Hungría, Servia, Croacia, Alemania, Países Nórdicos, Polonia, etc.
- Auge de las lenguas y literaturas vernáculas (Cataluña, País Vasco, etc.), como consecuencia de lo anterior.
En el caso del ser humano, los románticos están convencidos de que lo que nos diferencia de los demás y nos da personalidad reside en nuestro interior, nunca en las apariencias externas (se verá con más detalle al hablar del irracionalismo, el subjetivismo, la inspiración, etc.)
El individualismo romántico llevará muchas veces a que el artista adquiera una actitud “endiosada”: el artista llegará a considerarse la cúspide de su sociedad, casi dotado de poderes mágicos y conocimientos ocultos.
En general, puede decirse que este fuerte individualismo también se ve favorecido por los acontecimientos sociales de la época: por ejemplo los avances técnicos que siguen a la revolución industrial inglesa (s. XVIII) o los derechos políticos que se generalizan a toda la sociedad tras la Revolución Francesa (1789).
Irracionalismo
Éste es uno de los rasgos más novedosos del Romanticismo frente al pasado.
Frente al racionalismo universalizador del s. XVIII (la razón como única fuente de conocimiento de lo universal y lo genérico), los románticos se declaran fuertemente irracionalistas.
Influidos por el pensamiento de Fichte, Rousseau, Herder, etc., creen que la fe es la forma de conocimiento superior, un conocimiento que no requiere siquiera del examen empírico previo.
Por otro lado, el romántico se declara enemigo de toda generalización o abstracción. Así, por ejemplo, se repudian las preceptivas artístico-literarias tan en boga en el s. XVIII o cualquier otro tipo de normativa.
Como consecuencia de todo ello, se concibe el arte como una actividad portadora de un significado oculto y misterioso, superior, no racional. Claros ejemplos son Schelling, Scheller, Schlegel, Göethe, Humboldt, Novalis, Nerval, etc... En España destaca, en este sentido, la poesía de Bécquer.

Historicismo
Frente al espíritu generalizador y normativo del s. XVIII, el Romanticismo intenta conocer y dignificar todo lo concreto.
Así, por ejemplo, los ilustrados consideran del hombre sólo su razón y, a través de ella, se le proyecta fuera del tiempo y el espacio. El ser humano es, para ellos, una realidad abstracta y genérica. En cambio, los románticos consideran a cada ser humano -no al ser humano en general- como algo irrepetible que está en un determinado contexto espacio-temporal también irrepetible. Como el hombre, para el romántico, también cada momento de la historia es irrepetible.
Buena parte de la producción artística romántica está ambientada en determinados momentos del pasado, en especial la Edad Media y el s. XVII en España (W. Scott y la novela gótica, Don Juan, los romanceros, etc.), que pasan a ser vistos como “tiempos dorados” (gusto por lo ruinoso).

Subjetivismo: grandeza y sinceridad
Como consecuencia directa del individualismo romántico, se desarrolla en gran manera el subjetivismo:
INDIVIDUALISMO Conciencia que cada hombre tiene de su “yo”.
SUBJETIVISMO Importancia que cada hombre da a su “yo” y, sobre todo, a su interioridad.
Tan importante es la subjetividad para el romántico que puede decirse que no le importa el mundo, la realidad, sino “la impresión que el mundo, la realidad le producen”.
MUNDO El “no-yo”. Sólo importa como generador de sentimientos.
“YO” El sentimiento, la impresión.

El romántico se interesa especialmente en aquello del mundo-realidad que le impacte de modo especial: de ahí que la infinitud, la grandeza, lo peligroso, lo deforme, etc., gocen del gusto romántico (el mar, las montañas, las tormentas, la muerte, la pasión, los personajes monstruosos, etc.)

De esa relación entre realidad y “yo” del artista surge en esta época la técnica del “corelato subjetivo”, muy utilizada en literatura y artes plásticas en adelante.

Por otra parte, del subjetivismo romántico se desprende el deseo de sinceridad que el artista tiene cuando comunica sus sentimientos con la obra de arte.

De este deseo de sinceridad que muestra el artista romántico nace la repetida confusión que en literatura suele producirse entre el “yo-autor” y el “yo-narrador” (relato) o “yo-hablante lírico” (poesía). Si el primero pertenece a la realidad histórica, los segundos pertenecen a la ficción artística (dos planos que el escritor romántico se afana en confundir premeditadamente con sus deseos de sinceridad).

Libertad: inspiración y revolución
Frente a la vigencia de las preceptivas, modelos, reglas y academias en el s. XVIII, el artista romántico se declara absolutamente libre y transgresor. El concepto de “creación” sustituye, para él, al de “mimesis”.

La inspiración es, entonces, el motor de toda creación artística; pero, a su vez, esa inspiración romántica se rige por los instintos del artista.

Tal vez se deba a ello el predominio que, durante el periodo romántico, se da por parte de la poesía, las cartas y las memorias frente al teatro y al relato.

Por otra parte, y como otra de las consecuencias del culto a la libertad, el artista romántico suele ser, no sólo un innovador en el terreno artístico, sino también un revolucionario en lo socio-político. Tras su exigencia de libertad absoluta reside el intento de romper con todas las convenciones estéticas y sociales de su época. Ejemplos de ello son Lord Byron en Inglaterra o Espronceda y Larra en España.

Desengaño y desilusión
Como norma, el romántico es un inadaptado, alguien que se siente constantemente solo e incomprendido: sentimientos de matiz negativo como la depresión, el desencanto, la melancolía o la decepción suelen caracterizarle.

Se trata, en todo caso, de respuestas pasivas del “yo” ante el mundo-realidad y, que, con bastante frecuencia acaban acercándose a la muerte (Larra, Byron, Mary Shelley, etc.), la desesperación o la locura.

Otras veces estas respuestas pasivas se traducen en actitudes distantes ante ese mundo que les disgusta: humor, ironía, desprecio, sarcasmo, burla, chiste, idealización fantasiosa (la rima XI de Bécquer es un buen ejemplo) o la huida.
- Hacia el pasado: medievalismo.
- Hacia el futuro: Jules Verne.
- En el espacio: exotismo-orientalismo.

En definitiva, este tipo de actitudes y sentimientos son resultado de una visión a menudo maniquea de la realidad (Sancho Saldaña, las novelas góticas inglesas, por ejemplo).

El “YO” romántico es, por definición, desarraigado, desamparado en un entorno social materialista, deshumanizado y hostil, regido sólo por la ley de la oferta y la demanda. En ese sentido, el mismo entorno comercial de la literatura (ediciones, colecciones, éxito de ventas, etc.) asquea al escritor, que considera el arte como un lujo inútil y privilegiado al margen de las layes capitalistas que dominan la sociedad del momento.

Solidaridad
Frente a estas huidas del “yo”, otro tipo de respuesta más activo es el típicamente revolucionario (Byron en Grecia o Espronceda en las barricadas parisinas).

El compromiso solidario de algunos artistas románticos (no todos, ni mucho menos) nace de esa relación problemática entre mundo y “yo” de la que ya hemos hablado.

De esta cosmovisión participan multitud de artistas que, en la época romántica, se suceden por toda Europa. Los más representativos serían:
· NOVELA: Alejandro Dumas, Walter Scott, Victor Hugo, Mary W. Shelley, Hoffmann, hnos. Grimm, Dickens, Hans Anderssen, E. Allan Poe, H. Melville, hnas. Brönte, Turgueniev, etc.
· POESÍA Y TEATRO: Lamartine, Pushkin, Chateaubriand, Leopardi, Heine, Hölderlin, Schiller, Byron, Keats, Schelley, Göethe, Schlegel, Novalis, Mme. de Stäel, “Ossian”, “George Sand”, A. de Musset, Coleridge, Nerval, A. de Vigny, Blake, Wodsworth, Petöefi, Thackeray, etc.
· ARTES PLÁSTICAS: Delacroix, Thurner, Géricault, G. D. Friedrich, Daumier, Constable, etc.
· MÚSICA Y ÓPERA: Beethoven, Schubert, Mendelsohn, Schumann, Brhams, Berlioz, Wagner, Offenbah, Bizet, Rossini, Donizetti Glinka Liszt, Bellini, Weber, Mérimée, Verdi, Chopin, etc.


LA ESTÉTICA ROMÁNTICA: la literatura


Los elementos más característicos de la literatura romántica son, en general:
· Concepción individualista del arte: ello lleva a que todo objeto artístico -los textos literarios, por ejemplo- estén fuertemente teñidos de subjetividad. El arte se convierte en el contexto de la liberación subjetiva del “yo” romántico.
· De ahí, por consiguiente, que la literatura romántica sea, primordialmente, sentimental y/o apasionada. El arte como expresión de la vida interior del individuo. Literatura, pues, exhibicionista, impúdica. En este sentido, los sentimientos mostrados suelen ser negativos: el artista romántico expresa la imposibilidad de vivir su ideal en el presente. La existencia entonces pierde valor y aparece el deseo de morir, la melancolía, la soledad, etc.
· La otra gran tendencia temática de la literatura romántica es la historicista: el romántico escribe, preferentemente sobre la historia de su propio país -la Edad Media y el s. XVII sobre todo-. Se suele ver en ello una especie de “escapismo” del artista frente al desagradable presente. En este sentido, los hechos históricos forman el telón de fondo de la historia, lo que da mayor verosimilitud a la trama argumental propiamente. El pasado se enfoca a menudo como un tiempo en el que valores como el honor, etc., tenían vigencia. La temática historicista se desarrolló en la poesía narrativa y, sobre todo, en la novela: la llamada “novela histórica” es una forma narrativa originada en esta época.
· Tendencia a la irracionalidad: ya que se trata de expresar la interioridad del “yo”, se acepta que esa vida interior (pasiones, sueños, fantasías, sentimientos, etc.) nunca está regidas por la razón.
· El siguiente paso, dentro de esta tendencia, será dado, ya en pleno siglo XX, por los surrealistas: mientras que el escritor romántico expresa lo iracional-subjetivo de forma racional, (en lo que respecta a la expresión lingüística, se entiende) aquéllos lo harán con un lenguaje pretendidamente irracional[2]. La consecuencia que se deriva de ello afecta al la “implicación” del lector en la recepción, comprensión e interpretación del texto literario: un texto de la época romántica suele exigir un “esfuerzo” lector mucho menor que un texto surrealista.
· El escritor romántico intenta expresar de forma inteligible lo que, en suma, es irracional. De ahí que un motivo recurrente en la literatura romántica sea la incapacidad expresiva de las palabras, sobre todo en el caso de la poesía (Bécquer, Espronceda, etc.)
· La incapacidad del lenguaje para expresar la subjetividad del artista suele ser, en si mismo, un tema típico de la literatura romántica.
· Como las palabras son un mecanismo expresivo insuficiente o inexacto, el artista romántico recurre frecuentemente a los símbolos: la luna, el mar, las cumbres montañosas, la noche, el silencio, las ruinas, etc., son los más frecuentes.
· El uso de este tipo de símbolos hace que el arte romántica manifieste una fuerte tendencia al paisajismo. Pero el paisaje no es sólo una referencia a la realidad circundante, sino que, sobre todo, se traza un correlato subjetivo entre éste y los sentimientos que el artista intenta comunicar/expresar. El entorno, el mundo, la realidad tienen siempre un significado oculto.
· La estética romántica se fundamente en la “inspiración” del artista, un “ego” superior que tiene en ciertos momentos un conocimiento “mágico” de la realidad que es inalcanzable para los demás. Elitismo.
· Formalmente, la estética romántica es iconoclasta; es decir, tiende siempre a la innovación y la ruptura de las tradiciones y convenciones del pasado (en especial las de las preceptivas artístico-literarias del s. XVIII): se trata, en todo caso, de proyectar el espíritu del artista en la materia y la forma del objeto artístico. Así se tiende a mezclar en el teatro verso y prosa, lo trágico y lo dramático; en la poesía aparece el poema narrativo que se confunde muchas veces con el relato breve, dando lugar a la “leyenda”; etc.
Muchos de estos elementos, innovadores en su gran mayoría respecto a la tradición literaria inmediata, han sido reivindicados y utilizados después (el Modernismo en España, el Simbolismo de principios de siglo en Francia, el Surrealismo, por ejemplo).



Manifestaciones culturales

El movimiento literario Sturm und Drang (en alemán: tormenta e ímpetu) fue el precedente importante del Romanticismo Alemán. Sturm und Drang desarrollado durante la última mitad del siglo XVIII. Los autores importantes fueron (el joven) Johann Wolfgang von Goethe, (el joven) Friedrich Schiller y Friedrich Gottlieb Klopstock.

El Romanticismo alemán no fue un movimiento unitario. Por ello se habla en las historias literarias de varias fases del Romanticismo. Una etapa fundamental fueron los años noventa del siglo XVIII (Primer Romanticismo), pero las ultimas manifestaciones alcanzan hasta la mitad del siglo XIX. Los filósofos dominantes del romanticismo alemán fueron Johann Gottlieb Fichte y Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (los fundadores del Idealismo Alemán). Los autores más importantes son Novalis, Ludwig Tieck, Friedrich Schlegel, Clemens Brentano, August Wilhelm Schlegel, Achim von Arnim, E.T.A. Hoffmann, y Friedrich Hölderlin. Posromántico se puede considerar a Heinrich Heine.

El Romanticismo francés tuvo su manifiesto en Alemania (1813), de Madame de Staël, aunque tuvo por precursor en el siglo XVIII a Jean-Jacques Rousseau. En el siglo XIX sobresalieron Charles Nodier, Víctor Hugo, Alphonse de Lamartine, Alfred Victor de Vigny, Alfred de Musset, George Sand, Alexandre Dumas (tanto hijo como padre) , entre otros, son los mayores representantes de esta estética literaria.

El Romanticismo comenzó en Inglaterra casi al mismo tiempo que en Alemania ; en el siglo XVIII ya habían dejado sentir un cierto apego escapista por la Edad Media y sus valores poetas falsarios inventores de heterónimos medievales como James Macpherson o Thomas Chatterton, pero el movimiento surgió a la luz del día con los llamados poetas lakistas (Wordsworth, Coleridge, Southey), y su manifiesto fue el prólogo de Wordsworth a sus Baladas líricas, aunque ya lo habían presagiado en el siglo XVIII Young con sus Pensamientos nocturnos o el originalísimo William Blake. Lord Byron,Percy Bysse Shelley y John Keats son los poetas canónicos del Romanticismo inglés. Después vinieron el narrador Thomas De Quincey, y Elizabeth Barrett Browning y su marido Robert Browning, este último creador de una forma poética fundamental en el mundo moderno, el monólogo dramático. En narrativa destacan las novelas sobre la Edad Media inglesa de Walter Scott o las novelas góticas El monje de Lewis o Melmoth el Errabundo, de Charles Maturin.

El Romanticismo italiano tuvo su manifiesto en la Lettera semiseria de Grisóstomo del Berchet (1816) y destaca, sobre todo, por la figura de los poetas Ugo Foscolo, autor del famoso poema Los sepulcros, y Giacomo Leopardi, cuyo pesimismo se vierte en composiciones como El infinito o A Italia. El romanticismo italiano tuvo también una gran novela histórica, I promesi sposi (Los novios), de Alessandro Manzoni.

El Romanticismo estadounidense, salvo precedentes como William Cullen Bryant, proporcionó a un gran escritor y poeta, Edgar Allan Poe creador de una de las corrientes fundamentales del Posromanticismo, el Simbolismo), y a James Fenimore Cooper (discípulo de las novelas históricas de Scott). Se puede considerar un posromántico el originalísimo pensador anarquista Henry David Thoreau, introductor de ideas anticipadas a su tiempo como la no violencia y el ecologismo, y autor del famoso ensayo Sobre la desobediencia civil.

En Rusia, el Romanticismo supuso toda una revolución, pues autorizó como lengua literaria el hasta entonces poco cultivado idioma ruso. El artífice de esta moda fue el gran poeta Alejandro Pushkin, acompañado de numerosos seguidores e imitadores.

En Portugal introdujeron el Romanticismo Almeida Garret y Alejandro Herculano; puede considerarse posromántico al gran poeta Antero de Quental.

En Rumania, su máximo exponente fue Mihai Eminescu.

En España la ideología romántica entró muy pronto (teniendo como precursores a figuras disidentes como Gaspar Melchor de Jovellanos y José María Blanco White), pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, porque se asociaba estrechamente con contenidos ideológicos que se consideraban emparentados con el Siglo de Oro y la propia tradición absolutista española.

Algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. Sin embargo, hay quienes sostienen que el Romanticismo poético en español tuvo manifestaciones pobres, y que obras más acordes con está sensibilidad se encuentran en la prosa de Mariano José de Larra y en las crónicas histórico-ficticias (Tradiciones) del peruano Ricardo Palma. Otros nombres a destacar son el cubano José María de Heredia, José de Espronceda (el poeta más genuinamente byroniano la]] (poeta y autor dramático autor de la famosa pieza Don Juan Tenorio).

Poetas que pued siderarse dentro del Romanticismo sonGustavo Adolfo Bécquer, la gallega Rosalía de Castro y Jaime Ferrán, que tuvieron un contacto más directo con la lírica germánica de Heinrich Heine.

Los lugares donde se reunían los románticos eran muy diversos. Fuera de las redacciones de las revistas románticas, existían determinadas tertulias, como por ejemplo El Parnasillo en Madrid, o, en Ploria Víctor Hugo y el encanto Charles Nodier» (Las Noches, de Alfred de Musset, precedida del estudio de dicho poeta por A. Lamartine. Madrid: Biblioteca Universal, 1898). En este cenáculo reuniánse entre otros Alfred de Musset, Alfred de Vigny, Boulanger, Deschamps, Emile y Antoine Sainte-Beuve, etc. También los rusos tuvieron su cenáculo: la Sociedad del Arzamas (La Revolución y la Novela en Rusia, por Emilia Pardo Bazán), (Madrid, s. a.), pág. 245.


Romanticismo musical


Comenzó en Alemania, partiendo de Beethoven y siguiendo por Weber en 1786 y Félix Mendelssohn. Es un estilo musical imaginativo y novelesco. Este movimiento se afectó todas las artes y se desarrolló sobre todo en Francia y Alemania. La estética del romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción.En el romanticismo se piensa que la música pinta los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le rodea y en el que despojan todos los sentimientos. El estilo romántico es el que desarrolla la música de programa y el cromatismo de una forma predominante. Se da a lo largo de todo el siglo XIX, aunque al principio del siglo XX se entra en el impresionismo.


Géneros románticos

De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en los géneros lírico y dramático; en este se crearon géneros nuevos como el melólogo o el drama romántico que mezcla prosa y verso y no respeta las unidades aristotélicas. Incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del cuadro o artículo de costumbres. La atención al yo hace que empiecen a ponerse de moda las autobiografías, como las Memorias de ultratumba de François René de Chateaubriand. También surgió el género de la novela histórica y la novela gótica o de terror, así como la leyenda, y se prestó atención a géneros medievales como la balada y el romance. Empiezan a escribirse novelas de aventuras y folletines o novelas por entregas.


El espíritu romántico

El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el amor libre y el liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. El idealismo extremo y exagerado que buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el suicidio. La mayoría de los románticos murieron jóvenes. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.



Saturno devorando a sus hijos, una de las pinturas negras de Goya, realizada durante el Trienio Liberal (1820-1823), y que, so capa mitológica, alude a la famosa frase de Vergniaud poco antes de ser guillotinado: La Revolución devora a sus propios hijos

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