miércoles, mayo 02, 2007

Parábola de la flecha


Esta parábola es el eje central del sutra nº 63 del “Majjhima Nikaya” (Colección de sermones medios) del Canon Pali, titulado “Pequeño sermón a Malunkyaputta”. La versión que sigue la he tomado de la siguiente página web:

http://www.monografias.com/trabajos/sidarta/sidarta.shtml


“Esto es lo que oí decir: El maestro se hallaba viviendo cerca de Svatthi, en Jetavana, en el parque de Anathapindika. El anciano Malunkyaputta se había retirado por entonces del mundo, y cuando se hallaba meditando, se le ocurrió este pensamiento: " Estas teorías han quedado sin explicar por el Señor, desatendidas y rechazadas, si el mundo es eterno o no es eterno, si el mundo es finito o no es finito, si el alma ( la vida) es lo mismo que el cuerpo o si el alma es una cosa y el cuerpo otra, si un Buda (Tathagata) existe después de la muerte o no existe después de la muerte, y si un Buda es o no existente y no existente al mismo tiempo después de la muerte. El Señor no me ha explicado estas cosas, y no me agrada el hecho de que no me las haya explicado, ni tampoco me conviene. Me acercaré al Señor y le preguntaré por todas estas cosas... Si el Señor no me las explica, renunciaré a la formación y me volveré a una vida mundana.

"Cuando Malunkyaputta se acercó y expuso al Señor sus preguntas, éste replicó: ¿Acaso te dije yo, Malunkyaputta, ven, emprende conmigo una vida religiosa y te explicaré si el mundo es eterno o no lo es, etc. ? No hiciste tal cosa, venerable Señor. Es como si un hombre cae herido por una flecha envenenada y sus amigos, compañeros y parientes llaman a un médico para que le cure, y él dice: "No consentiré que me arranquen la flecha hasta saber por qué clase de hombre he sido herido, si es de la casta de los guerreros, si en un brahmín, un agricultor o si pertenece a la casta inferior". O como si dijera: No dejaré que me arranquen esta flecha hasta saber de qué nombre o familia es el individuo... o si es alto, bajo o de mediana estatura... si es negro, moreno o amarillo... o si viene de esta o de aquella aldea, ciudad o pueblo... o hasta que sepa si el arco con que me hirió era chapa o kondanda, o hasta que sepa si la cuerda del arco estaba hecha de celidonia o de fibra de bambú o de tendón o cáñamo o de gomero, o hasta que sepa si el astil estaba hecho de una planta silvestre o cultivada... o si estaba emplumado con plumas de ala de buitre o de garza o de halcón o de gallo... o si estaba asegurada con tendón de toro o de búfalo o de ciervo o de mono... o hasta que sepa si era una flecha ordinaria o una flecha tajadora o un vekanda o una flecha de hierro o de diente de ternera o de hoja de karavira". Ese hombre moriría, sin haber llegado a saber tantas cosas.

La vida religiosa no depende de que el mundo sea eterno, y tampoco depende de que el mundo no sea eterno. Lo mismo si se afirma que el mundo es eterno o que no es eterno, siempre habrá renacimiento, veneración, y yo anuncio la destrucción de todas estas cosas ya para esta vida. Tampoco depende la vida religiosa de la idea de que el mundo es finito... ni de que el Tathagata exista después de la muerte... Por tanto, considera inexplicado lo que no he explicado y explicado lo que he explicado. ¿Y qué es lo que no he explicado? Si el mundo es eterno o si el mundo no es eterno... si un tathagata es a la vez no existente y no no existente después de morir. ¿Y porqué, no he explicado estas cosas? Porque todo esto, no tiene utilidad alguna, en nada afecta al principio de la vida religiosa, no conduce a la aversión, a la ausencia de pasión, a la cesación, a la tranquilidad, a la facultad sobrenatural, al conocimiento perfecto, al nirvana, y por ese motivo no lo he explicado.

¿Y qué es lo que he explicado? He explicado el dolor, la causa del dolor, la destrucción del dolor y el sendero que lleva a la destrucción del dolor. Porque esto es útil, esto se refiere al principio de la vida religiosa, esto conduce a la aversión, a la ausencia de pasión, a la cesación, a la tranquilidad, a la facultad sobrenatural, al conocimiento perfecto, al nirvana, y por eso lo he explicado. Por tanto, Malunkyaputta, considera inexplicado lo que no he explicado y explicado lo que he explicado."


COMENTARIO

En este sutra vemos cómo el discípulo Malunkyaputta se parece mucho a nosotros, hombres occidentales: queremos saberlo todo. Somos incapaces de solucionar nuestros problemas más cercanos y queremos conocer los orígenes y la finalidad del Universo, nuestras supuestas vidas anteriores, las futuras, la realidad del más allá, nuestro destino tras la muerte, “la fecha” del fin del Mundo, la naturaleza de Dios, etc., etc. La parábola del hombre herido por la flecha nos reconduce al núcleo de nuestro problema, tema central del Budismo: el sufrimiento del hombre y EL REMEDIO AL SUFRIMIENTO HUMANO.

Como ya hemos comentado varias veces en estas páginas, el Buda no hizo metafísica, no respondió a esas “ultimas preguntas” que tanto fascinan y excitan nuestra insaciable curiosidad; dejó bien claro que sólo había hablado del sufrimiento, de sus causas y de su remedio. Algunos preferirán seguir soñando con fantásticas divinidades voladoras dotadas de más brazos que un ciempiés que se pueden desplazar por los cielos, con maravillas de un futuro que no se sabe cuándo llegará... Somos unos seres sedientos de “efectos especiales”, muy dados a todo tipo de fantasías y ensueños. Somos capaces de inventar los cuentos más inverosímiles y, además, ¡nos los creemos! Tenemos poca capacidad para identificar la raíz de nuestros problemas reales, los únicos que, al parecer, interesaron al Buda Shakyamuni, pues él no soñaba como nosotros: Estaba DESPIERTO.

Recordemos siempre al hombre mortalmente herido por la flecha y su único y real interés: ¡CURARSE!. Porque ese hombre herido... ¡somos nosotros!


Página web recomendada:

"El discurso del símil de la flecha" Para la correcta visualización de esta página es preciso que instales en tu ordenador la fuente "Times pali". Si no la tienes haz click aquí para bajartela.
Libro recomendado:

Una vez más, recomiendo este excelente libro, en el cual se incluye el sutra que recoge "la parábola de la flecha":

“MAJJHIMA NIKAYA. Los Sermones Medios del Buddha”, traducidos del pali por Amadeo Solé-Leris y Abraham Vélez de Cea, Editorial Kairós, ISBN: 84-7245-378-2.


2 Comentarios:

Blogger Tomás said...

Gracias :P

1:51 a. m.  
Blogger Tomás said...

Gracias :P

1:51 a. m.  

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